Calle Luna Calle Sol
Esta semana "Calle Luna Calle Sol" de Hector Lavoe. La voz de la Fania All Stars...
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Blog sobre Andrés Caicedo Estela 1951-1977
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Marzo 3 de 2007
Así lo leyó Andrés Caicedo
La familia del escritor caleño Andrés Caicedo conserva este documento en el que el autor de Qué viva la música hizo notas sobre tres libros de Gabriel García Márquez. Aquí lo que consignó sobre La mala hora y Cien años de soledad.
-La mala hora. Tomando datos y personajes aparecidos brevemente en El Coronel, Márquez relata en esta novela la vida de un pueblo (el eterno tema) que de un momento a otro, cuando ya sus habitantes empiezan a alcanzar la paz perdida por la violencia, empiezan a aparecer en las calles pasquines que hablan de los secretos íntimos de sus habitantes. Acertado cuadro de personajes, algunas lagunas en una trama demasiado bien organizada, (un error bastante notorio), una prosa interesante pero sin ningún aporte nuevo a la narrativa. No es una novela experimental, es una narración verídica, demasiado verídica (...) de la irrealidad cotidiana, sin aquellos adornos o antiadornos que hacen que una novela se diferencie del simple relato periodístico.
-Cien años de soledad. Aquí está el resultado del experimento con Mamá grande. La historia de una familia desde el primero al último de sus descendientes. Familia completamente irreal, con personajes tan inverosímiles como Superman, que viven en un medio donde las supercherías, tradiciones, supersticiones y creencias sobrenaturales toman carácter de hechos reales. Así, y aquí está el mérito de la novela, los Buendía se tornan fabulosos dentro de su irrealidad. Narración absolutamente fuera de tesis, no niega ni afirma nada, solo cuenta, expone, narra. Estupendo orden dentro del desorden. La soledad, en lo que tanto insiste, no está tomada en su sentido estrictamente real, sino en un orden sobrenatural, pero así se torna una soledad monumental, horrible, sin esperanzas.
El lector va asistiendo a la vida de cada Buendía casi sin darse cuenta del recorrido del tiempo. Pero, ¿realmente hay algún aporte nuevo a la narrativa de esta novela? ¿No será que 'Cien años', dentro de su innegable calidad literaria, se esconde entre ella misma por una oscura trampa? ¿La INMORTALIDAD y supervivencia? De ello estoy convencido.
Andrés Caicedo
www.eltiempo.com.co
Últimamente sacan a la luz textos, textos, tantos diarios de Andrés que muestran su parte más íntima y que ya conocíamos por ediciones como la de Noche sin fortuna de norma, su novela inconclusa que en un momento deja de ser escrita y da lugar a una texto muy personal de Andrés reflexionando sobre la escritura de ésta.
El cuento de mi vida no es una novela de Andrés, ni sobre Andrés. El cuento de mi vida es entrar a ese apartamento y ver lo que quedó en el rollo de la máquina de escribir...
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Suicidio de Andrés Caicedo se conmemora con entrega de manuscritos a biblioteca Luis Ángel Arango
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Este año llegó con la buena novedad del lanzamiento de "El cuento de mi vida". Un libro que si bien no puede ser considerado una novedad literaria tiene un gran valor histórico.
El 8 de marzo, a las 6 de la tarde, en la Biblioteca Nacional, se llevará a cabo la audio-video-conferencia Andrés Caicedo y ¡Que viva la música!, a cargo del escritor, periodista y crítico Luis Carlos Muñoz Sarmiento.
Labels: Medios escritos
Treinta años después de su trágica muerte, se publican las memorias inéditas del escritor caleño.
Por: Luis Fernando Afanador
Es emocionante leer un texto inédito de un escritor que a uno le interesa y que falleció hace mucho tiempo. De alguna manera, es como si todavía siguiera escribiendo y publicando, como si no hubiese muerto. Eso fue lo que sentí al comenzar a leer El cuento de mi vida, de Andrés Caicedo, que reúne una serie de textos autobiográficos, fotos desconocidas y sus últimas cartas. Gracias a este hecho feliz, volví a escuchar su fresca y angustiada voz diciendo cosas nuevas.
Cuando Andrés Caicedo se suicidó, el 4 de marzo de 1977, dejó en la casa de sus padres en Cali -que siempre lo esperaba en sus múltiples retornos- libros, manuscritos, cuentos, afiches, guiones, casetes de música, revistas y diarios. Doblegada por su muerte trágica, la madre guardó todo en unos baúles y les echó candado. Así permanecieron hasta que la urgencia de su padre por reencontrarse con su hijo hizo que se abrieran y que le dedicara el resto de su vida a clasificar su obra póstuma en colaboración con unos "pocos buenos amigos" de Andrés. De ese trabajo salieron varios libros que han servido para consolidarlo como escritor y también para acrecentar su mito.
Sin embargo, había unas piezas que su hermana Vickie rescató de la casa de sus padres para evitar que ellos las leyeran, debido a las dolorosas alusiones familiares y personales que contenían. Eran cuatro cuadernos argollados, escritos con su puño y letra: sus diarios. Reposaron durante 30 años en su mesa de noche y su lectura sólo fue compartida con su hermana Rosario. ¿Por qué entonces sacarlos ahora a la luz pública? "Ya era hora: hay que cerrar los ciclos -dice Vickie-. Se han tejido demasiadas leyendas sobre cómo fueron su últimos años. Nos pareció correcto que Andrés contribuyera a esclarecer los hechos dando su propia versión. Además, en vida él luchó mucho para publicar sus cosas, tocó muchas puertas. De cierta manera, publicarlo es hacerle un homenaje".
En compañía de María Elvira Bonilla -editora de Norma y quien había conocido a Andrés Caicedo- hizo una selección de los diarios dándole un hilo conductor que llamaron "La recta final", es decir, dejando únicamente lo que fuera significativo para entender su vida y su obra. Los manuscritos se organizaron en cuatro capítulos. El primero, Remontando el río, es una minibiografía que escribió en la clínica Santo Tomás de Bogotá, donde permaneció 39 días sometido a un tratamiento de desintoxicación luego de su primer intento de suicidio. El segundo, Silvia, describe muy bien el lugar y el estado emocional en que escribió ¡Que viva la música! El tercero, De película por Los Ángeles, cuenta los pormenores de su fallido intento de vender un guión cinematográfico en Hollywood. El cuarto, La recta final, revela su desencanto interior y con el medio que lo rodeaba. El epílogo son un par de cartas bastantes reveladoras escritas el día de su muerte. Una, de amor desesperado, a su "Patricita linda", y la otra, que quedó en el rodillo de su máquina de escribir, al crítico de cine español Miguel Marías, llena de proyectos y que por eso mismo arroja dudas sobre la decisión que tomaría instantes después.
En fin, un libro que dará mucho que hablar, que tal vez acrecentará el mito. Pero sin duda, interesante y de gran valor. Ni en sus momentos más desesperados pierde Andrés Caicedo su irresistible encanto de eterno adolescente.
Tomado de Semana.com
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